La producción de Satsuma Kiriko comenzó aquí en 1851 gracias a Nariakira, 28º cabeza de familia de los Shimazu. Nariakira pensaba que, para evitar la colonización occidental, la fuerza militar por sí sola no era suficiente. Creía que un estilo de vida rico y culto promovería la armonía entre las personas, y esta armonía sería la fuerza para proteger a Japón del mundo exterior.